Ing. José María Noriega C.A.S.
Un Homenaje a la Persistencia y el Triunfo
¿Como enaltecemos la persistencia, el talento, el hambre de triunfo, en ese rincón de la ya obscura historia.
En Blanco y Negro para recordar su partida

Mi perspectiva personal del automovilismo deportivo junto con el nuevo arte de la Inteligencia Artificial, el coleccionismo y la exhibición.
En Oro y en Plata para reconocer sus logros


Y en esos colores de su escudería que brillaron ese día con su pasión por la velocidad.

Mis Pensamientos y emociones como tributo a la Determinación de Pedro



Pedro Rodríguez personificó la perseverancia y la determinación en un momento de incertidumbre y convulsión.

Retrato del difunto piloto de carreras Pedro Rodríguez. Fue tomado en abril de 1968 con motivo de la carrera de Fórmula 2 “Eifelrennen” en Nürburgring.

Su hazaña en Le Mans en 1968 trasciende el mundo de las carreras, pues simboliza la fuerza del espíritu humano en medio de la adversidad.

El 29 de septiembre de 1968, una fecha que resplandece en el firmamento del deporte motor mexicano, fue una epopeya que merece ser celebrada con gran alegría y admiración.

¡Qué día tan glorioso para el deporte motor en México!

En aquel día épico, Pedro Rodríguez de la Vega y su fiel compañero Lucien Bianchi surcaron la línea de meta de las 24 Horas de Le Mans en la posición de honor, llevando consigo el poderoso Ford GT40, desafiando a los imponentes Porsche en una competencia legendaria.

Fue un logro excepcional que seguramente quedará grabado en la memoria de todos los amantes del automovilismo mexicano. ¡Una verdadera hazaña para celebrar y apreciar!


El Año 1968: Un Retrato en Blanco y Negro que Honramos con Color
Este viaje a tiempos pasados nos sumerge en el blanco y negro de 1968, un año convulso y desafiante.

En medio del inmenso caos que consumía Europa desde las primeras señales de primavera, emergió una frase que resonó con pasión y fervor en los corazones rebeldes:
“¡La imaginación al poder!”.

En esos momentos de incertidumbre y agitación, se corrió un velo en el que la capacidad de crear y transformar, tanto a nivel personal como colectivo, se volvió la fuerza impulsora que nos llevaría hacia un futuro distinto.


Una historia intelectual de 1968



México no era ajeno a las turbulencias. Este breve contexto histórico nos lleva a comprender la magnitud de aquellos tiempos.

México 1968

En Europa, las voces de la revolución cultural resonaron en las calles. Los jóvenes alzaron sus voces en París y Praga, exigiendo cambios y cuestionando el status quo.

Las tensiones políticas y sociales sacudían al continente, despertando un profundo deseo de transformación y el anhelo de un futuro mejor.

No se podía ignorar el poder de estos movimientos, ya que resonaban con las esperanzas y los sueños de las personas que anhelaban una sociedad que reflejara sus valores y aspiraciones.

Fue un momento crucial en la historia, donde la pasión y la determinación chocaron, moldeando el rumbo de Europa en los años venideros.

Las tensiones políticas y sociales sacudían el continente, creando un telón de fondo inquietante para eventos deportivos como las 24 Horas de Le Mans.

En México, el país enfrentaba sus propios desafíos.

El movimiento estudiantil de 1968 se había convertido en un faro de resistencia contra la opresión y la injusticia.

Las calles de Ciudad de México se llenaron de manifestantes que buscaban un cambio profundo y anhelaban la libertad de expresión.

Es en este crisol de agitación que emerge la figura de Pedro Rodríguez de la Vega, un piloto audaz con sed de victoria.

En medio de la tormenta, Pedro encontró la calma en las pistas de Le Mans, donde la pasión por la velocidad se convirtió en su refugio y su desafío.


En aquel Ford GT40, Pedro y su compañero Lucien Bianchi no solo cruzaron la línea de meta, sino que trascendieron barreras físicas y emocionales.

Cada vuelta en La Sarthe fue un acto de resistencia, una respuesta a las tormentas que azotaban al mundo.

Sus cinco vueltas de ventaja sobre el segundo lugar no solo hablan de su destreza en el volante, sino también de su capacidad para mantener la calma en tiempos turbulentos.

Pedro y su equipo comprendieron la importancia de asegurar la victoria, no solo para ellos mismos, sino como un símbolo de esperanza y éxito en medio de la incertidumbre global.

Hoy, mirando hacia atrás, recordamos a Pedro Rodríguez como un campeón que desafió las adversidades de su tiempo, un hombre que condujo con pasión y determinación en un mundo que necesitaba héroes.

Su legado perdura, una fuente inagotable de inspiración para las generaciones venideras.


Dos hermanos. Una leyenda.
A finales de los años 50, dos jóvenes hermanos mexicanos revolucionaron el mundo del automóvil. Sus nombres: Pedro y Ricardo Rodríguez. Aún no son adultos, pero “Los Hermanos Rodríguez” ya hacen temblar a sus oponentes con su talento, combinando maestría y temeridad.

Gracias a la colección Plein Gaz, descubre la trágica y romántica leyenda de estos dos hermanos que dejaron su huella en el mundo del automovilismo en México y el mundo.

A medida que sus títulos se sucedían, rápidamente fueron descubiertos por el equipo Ferrari en Europa. Su aura se vuelve internacional. Pero el 1 de noviembre de 1962, en el Día de los Difuntos, Ricardo, quizás el más talentoso de los dos hermanos, murió en la Fórmula 1 durante unas pruebas en el circuito de Magdalena Mixiuhca (que luego pasaría a llamarse circuito “Hermanos Rodríguez”). Con la muerte en el alma, Pedro vuelve a la competición. En memoria de su hermano, se convertirá en el piloto más grande de México. Pero no sabe que la maldición de la máscara de la muerte también pende sobre él…

The Brothers Rodríguez English Edition

Los Hermanos Rodríguez narra la historia completa de las carreras de Pedro y Ricardo en el hipódromo, así como sus vidas fuera de él.

El autor Carlos Eduardo Jalife-Villalón también sitúa su historia en el contexto de la política y la historia de México, explicando cómo el automovilismo y otros deportes contribuyeron a que el país atrajera la atención mundial durante las décadas de 1950 y 1960.

En 1958 intentó inscribirse junto con su hermano Ricardo a las 24 Horas de Le Mans en Francia en un Ferrari 500 TR-58. El reglamento le impidió correr a su hermano Ricardo , pero Rodríguez corrió con José Behra, hermano del famoso Jean Behra.

Ambos hermanos regresaron para 1959 y corrieron con un pequeño OSCA 750; aunque no pudieron terminar.

De ahí, Pedro correría cada año hasta 1971, 14 años consecutivos. En 1968 finalmente Pedro gana la competencia a bordo de un Ford GT40 Mk. I, del equipo JW-Gulf, acompañado por el belga Lucien Bianchi.

Aunque la carrera de Le Mans solía celebrarse en julio, la edición 36 de esta icónica competencia se reprogramó para septiembre debido a los movimientos sociales que sacudieron a Francia durante el verano.

Esto añadió un matiz inusual a la carrera, que ya estaba cargada de emoción y expectativas.

La participación de Pedro Rodríguez en la carrera fue inesperada, unirse al equipo John Wyer Automotive Engineering y pilotar el Ford #9 fue una decisión de último momento.

A pesar de esto, logró calificar en la cuarta posición después de registrar un tiempo de vuelta impresionante de 3 minutos y 39.8 segundos.


El evento atrajo a aproximadamente 300,000 apasionados fanáticos que se reunieron para ser testigos de la historia en acción.

Durante la intensa competición, la dupla formada por Rodríguez y Bianchi completó 331 vueltas, cubriendo una distancia impresionante de 4,452.88 kilómetros en el circuito de La Sarthe.

En este tributo, celebramos no solo la victoria en Le Mans, sino también el espíritu indomable de un hombre que, en un año tumultuoso, encontró la gloria en el asfalto y nos recordó que, incluso en los momentos más oscuros, la luz del triunfo sigue brillando en el horizonte.

Esta victoria no solo marcó un momento glorioso en la carrera de Pedro Rodríguez, sino que también dejó una huella imborrable en el corazón de los amantes del automovilismo en México y en todo el mundo

Fue un triunfo que demostró su destreza en las pistas y su lugar en la historia del automovilismo internacional.
Porsche 917 Campeón Mundial de Marcas de 1970 y 1971 en manos de Pedro Rodríguez.

El 29 de septiembre de 1968 representa un momento verdaderamente especial en la historia del deporte motor mexicano.

En este día especial, recordamos y celebramos la valentía y el talento de Pedro Rodríguez, un verdadero ícono del deporte motor que inspiró a generaciones y dejó una marca imborrable en el circuito de Le Mans y en la memoria de los aficionados.

Su legado perdura y sigue siendo una fuente de inspiración para los apasionados del automovilismo en todo el mundo.

¡Que su espíritu de competición y excelencia siga encendiendo motores en el corazón de todos nosotros!

Ferrari 330 TRI/LM ganador de las 24 Horas de Le Mans de 1962, adquirido por los Rodríguez por medio de la N.A.R.T., con el cual Pedro compitió en varias carreras (actualmente uno de los coches más caros del mundo).

Celebrando cien años de carreras de resistencia:






















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