La asombrosa historia del Chrysler Turbine: un futuro soñado, un recuerdo familiar
¿Qué te motiva?
El entusiasmo, la inteligencia, la integridad, descubre en esta asombrosa historia del Chrysler Turbine, innovación, tequila, un legado, un futuro soñado y un recuerdo familiar
Ing. José María Noriega C.A.S.
Introducción: El Chrysler Turbine Car de 1964 es una joya del automovilismo y un experimento audaz de la ingeniería.

Se trataba de un cupé de dos puertas impulsado por un motor de turbina de gas, fabricado por Chrysler entre 1963 y 1964 . Solo se construyeron 55 unidades en total (5 prototipos y 50 vehículos de prueba para el público) , todos pintados en un distintivo color “bronce turbina” metálico. Este automóvil, diseñado por el afamado Elwood Engel, incorporaba características adelantadas a su época como frenos asistidos y dirección hidráulica . ¿El resultado? Un vehículo que parecía sacado del futuro, símbolo del entusiasmo e ingenio de una era enfocada en la innovación automotriz.
Innovación sobre ruedas: un motor a reacción en un auto
El aspecto más fascinante del Chrysler Turbine era su motor turbina A-831, prácticamente un pequeño reactor de avión adaptado a un coche. Este propulsor no tenía pistones y contaba con 80% menos piezas móviles que un motor convencional, lo que prometía menos mantenimiento y mayor durabilidad .

Además, ¡podía funcionar con casi cualquier combustible inflamable! Chrysler presumía que su Turbine Car podía quemar combustibles tan diversos como: Diésel, gasolina sin plomo, queroseno y combustible de jet (JP-4) Opciones inusuales: desde fueloil de calefacción y perfume hasta aceite de cacahuate o soja. Incluso tequila: el presidente de México, Adolfo López Mateos, en 1966 llegó a hacer andar uno de estos autos con tequila puro , demostrando de forma pintoresca la versatilidad del motor.
Esta capacidad multifuel, junto con un sonido de “whoosh” similar al de un jet, hacía del Turbine Car una verdadera maravilla tecnológica. Su motor de 130 HP podía girar hasta las 60,000 rpm, y aun así arrancaba sin problemas en climas fríos y emitía poco calor por el escape .
Sin embargo, tanta innovación tenía un costo: los materiales exóticos y la precisión requeridos hacían a cada motor extremadamente caro de producir . Chrysler jamás reveló el costo real, pero este proyecto mostró hasta dónde se podía llegar con inteligencia e innovación en busca del automóvil del mañana.

La prueba con el público y sus lecciones
Chrysler no se quedó en el prototipo: entre 1963 y 1966 lanzó un programa piloto cediendo 50 Turbine Cars a usuarios seleccionados en EE.UU. para que los condujeran en su día a día .

Más de 200 conductores participaron, acumulando un millón de millas de recorrido (1.6 millones de km) en 133 ciudades .

Esta prueba masiva reveló tanto las fortalezas como las debilidades de la tecnología: la mayoría elogió la suavidad de marcha y la fiabilidad mecánica del motor (sin afinaciones frecuentes y fácil arranque en frío), pero surgieron problemas. El procedimiento de encendido era complicado, la aceleración de 0 a 100 km/h en ~12 segundos resultaba modesta, el consumo de combustible era alto (alrededor de 5–6 km/L) y el silbido agudo de la turbina no encantó a todos.

De hecho, aunque muchos quedaron maravillados con el sonido futurista, otros lo encontraron ruidoso. Aun con sus inconvenientes, el Turbine Car probó su integridad mecánica: apenas requirió mantenimiento en manos del público y demostró que los motores de turbina podían “sobrevivir” al uso real diario.

Chrysler obtuvo valiosos datos y, con entusiasmo e integridad, reconoció que si bien la tecnología funcionaba, necesitaba mejoras para ser competitiva frente a los motores convencionales en cuanto a eficiencia y costo.
Un final inesperado: destrucción masiva y pocos sobrevivientes 😱
Cuando terminó el programa de prueba en 1966, llegó el giro trágico de esta historia. Chrysler decidió retirar y destruir la mayoría de los Turbine Cars. Increíblemente, 46 de los 55 vehículos fueron desguazados – 45 de ellos fueron quemados y aplastados como chatarra, y uno más destruido en un campo de pruebas .

¿Por qué destruir una colección de autos tan innovadores? Circuló la versión de que era para evitar los altos aranceles de importación de las carrocerías italianas Ghia (ya que muchas partes se fabricaron en Italia) .

Si bien esa explicación fue discutida, la razón oficial se alineó con las prácticas de la industria: los prototipos experimentales no se vendían al público por cuestiones legales, de soporte y de imagen.

Chrysler no podía mantener todos esos coches especiales ni garantizar su servicio, y temía que terminaran modificados con motores convencionales, lo cual arruinaría el propósito del experimento . Así, con pesar pero integridad, Chrysler puso fin al proyecto.

Afortunadamente, nueve ejemplares se salvaron de la destrucción . Chrysler retuvo dos unidades (para su museo corporativo y estudio), y donó seis a museos de Estados Unidos, donde aún hoy se exhiben como testigos históricos . El noveno Turbine Car quedó en manos de un coleccionista privado muy famoso: el comediante y presentador Jay Leno. Fanático de los autos, Leno aprovechó la oportunidad y en 2009 adquirió uno de los Turbine Cars originalmente conservados por Chrysler .

Su equipo logró restaurarlo y mantenerlo en marcha, demostrando que este “auto jet” puede rugir nuevamente décadas después. Gracias a ello, aún es posible escuchar y ver funcionando a esta maravilla de 1964, un tributo viviente a la audacia tecnológica de Chrysler.

El legado en miniatura: una pieza de colección a escala 1:43
Para los entusiastas y coleccionistas, el Chrysler Turbine trasciende su época como ícono de innovación. Dado lo raros y prácticamente inalcanzables que son los vehículos reales, la mejor manera de preservar su legado es a través de los modelos a escala.

En lo personal, tengo la fortuna de poseer un Chrysler Turbine a escala 1:43, exquisitamente detallado y protegido en una vitrina de acrílico, como se aprecia en la imagen.

Esta pequeña réplica capta la esencia del diseño original con detalles únicos como sus cuatro salidas de escape redondas en la parte trasera.

Cada vez que la observo, me recuerda la grandeza del concepto que representó este auto y las lecciones que dejó, no solo eso, en 1965 mi padre se compró su primer coche nuevo de agencia, era un Dodge Dart de Chrysler y su estética y diseño sobre todo en la parte frontal era muy parecido al de este fabuloso prototipo.

Conclusión: La historia del Chrysler Turbine de 1964 nos enseña sobre visión e innovación: un automóvil nacido del entusiasmo por desafiar límites, desarrollado con inteligencia técnica y finalmente recordado con integridad histórica.

Es un relato apasionante de cómo la industria automotriz soñó con “autos a turbina” que correrían con cualquier combustible, y aunque ese sueño no llegó a las calles en masa, dejó una huella imborrable.

Como coleccionista, compartir esta historia y exhibir mi modelo a escala es una forma de honrar esos valores de entusiasmo, ingenio e integridad que tanto valoro.

Al contemplar esta maravilla en miniatura, revivimos la emoción de una era dorada de la innovación automotriz y mantenemos vivo el legado de un auto legendario que casi desapareció, pero que sigue inspirando a generaciones de apasionados por los autos.
Resumen y fuentes
- Chrysler’s Turbine Car: The Rise and Fall of Detroit’s Coolest Creation Autores Steve Lehto, Jay Leno
Editor Chicago Review Press, 2010
ISBN 1569767718, 9781569767719
224 páginas - Hyde, Charles K. (2003). Riding the Roller Coaster: A History of the Chrysler Corporation. Wayne State University Press. ISBN 0-8143-3091-6
- Norbye, Jan P. (1975). The Gas Turbine Engine: Design, Development, Applications. Chilton. ISBN
- TurbineCar.com
- 1963 Chrysler Turbine: Ultimate Edition – Jay Leno’s Garage
- Clip de Cine “El auto de prueba Chrysler Turbine cruzó el país y llegó a Los Ángeles”
- Diagrama esquemático del motor de turbina de gas de doble regenerador de Chrysler Corporation.
- Fabricante Chrysler
Producción 1963–1964 limitada a 55 unidades producidas
Ensamblaje de la carrocería GHIA, Turín, Italia y Detroit, Michigan, Estados Unidos
Diseñador Elwood Engel
Carrocería y chasis Auto concepto
Estilo de carrocería Cupé de 2 puertas
Disposición delantera
Sistema motriz Motor Chrysler A-831 de turbina de gas
Transmisión TorqueFlite de 3 velocidades
Dimensiones Distancia entre ejes
110 pulg. (2794 mm)
Longitud 201.6 pulg. (5121 mm)
Ancho 72.9 pulg. (1852 mm)[4]
Altura 53.5 pulg. (1359 mm)[4]
Peso en vacío 3952 lb (1793 kilogramos)

“The Lively Set” (1964)
Gracias por leer y compartir
El Chrysler Turbine Car de 1964 fue un sueño futurista hecho realidad, un auto impulsado por turbina que podía funcionar con casi cualquier combustible. ¡Hasta con Tequila! Descubre esta fascinante historia y cómo un recuerdo familiar me conecta con una de las joyas más extraordinarias de Chrysler. #ChryslerTurbine #Chrysler #autosfuturistas #innovacionautomotriz #historiaautomotriz #autosraros #autosclasicos #coleccionismo #autosiconicos #JayLeno #motoresdeturbina #prototipos #DodgeDart #autosamericanos #legadoautomotriz #culturaautomotriz #conceptcars #autosdemuseo #autospersonalizados #autosquehicieronhistoria



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